¿Cómo nos ayuda la empatía?

    A diferencia de otras cualidades como la autoestima, el optimismo, etc., la empatía constituye una característica personal de la que suele hablarse poco a pesar de la importancia que representa para nuestro bienestar y para la calidad de las relaciones personales que establecemos.

    La empatía es una cualidad que sensibiliza a los seres humanos para captar las emociones de quienes tienen a su alrededor y expresar las propias. Hay personas que llegan a desarrollar enormemente esta capacidad, mientras que otras la mantienen en un estado de "anquilosamiento".

    Fundamentalmente, hay tres canales a través de los cuales los seres humanos emitimos información:
  • La expresión de nuestro rostro.
  • La gestualización o movimientos corporales.
  • La voz.
    Gracias a esta última vía podemos transmitir a quienes nos escuchan importantes detalles sobre nuestro estado de ánimo, caracter... Esos aspectos se transmiten a través del tono, del énfasis, el volumen, el acento, etc.

    Desarrollar la empatía es verdaderamente importante, puesto que las personas capaces de exponer con claridad sus propósitos son consideradas sinceras y transparentes. De igual modo, es recomendable tratar de entender lo que las otras personas quieren transmitirnos. Así pues, el esfuerzo debe ser doble: comprender a las personas con quienes nos relacionamos e intentar expresar sinceramente nuestros sentimientos y pensamientos, de modo que los demás nos entiendan.

Manifestar nuestros sentimientos

    A menudo, sincerarse con uno mismo y con otras personas no es una tarea sencilla, de modo que hay quien abandona en un rincón sus sentimientos y emociones. No se trata de una opción recomendable porque así las ilusiones se desvanecen y, con ellas, buena parte del entusiasmo.

   Un buen ejercicio para poder determinar si somos capaces de manifestar nuestros sentimientos consiste en pensar en una situación reciente en la que desarrollamos un claro sentimiento personal (amor, odio, impotencia...). Seguidamente, intentaremos recordar cual fue nuestra reacción en ese momento y describir nuestro comportamiento en relación a las siguientes manifestaciones:
  • Manifestaciones mentales: ¿qué es lo que pensamos en ese momento?
  • Manifestaciones físicas: ¿nuestros actos se correspondieron con nuestros sentimientos?
  • Manifestaciiones verbales: ¿fuimos capaces de expresar con palabras cómo nos sentíamos o bien lo guardamos en nuestro interior?
    Otra buena táctica para apreder a expresar las propias emociones consiste en escribir una carta imaginaria a quien nosotros deseemos, haciendo el esfuerzo de expresar nuestros sentimientos más íntimos.


  

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