Neptuno en Piscis

  Los planetas más lejanos en su tránsito por los signos del Zodíaco; Urano, Neptuno y Plutón. Al ser los más alejados de la Tierra, su movimiento aparente es extremadamente lento, de forma que el más rápido, Urano, tarda unos siete años en transitar solamente por un signo y 84 en dar la vuelta al Zodíaco. Neptuno tarda casi 14 en transitar cada signo y cerca de 166 años en dar la vuelta completa. Finalmente, el alejadísimo Plutón, de órbita irregular, puede llegar a tardar, en algunos casos, hasta casi 30 años en pasar por un solo signo y casi 247 en hacerlo por todo el Zodíaco. Debido a esta gran lentitud, el estudio de estos planetas no se puede abordar del mismo modo que hemos hecho con los anteriores, y que, en este caso, sus efectos se aprecian mucho más en el ámbito histórico o generacional que en el plano individual.

  Para ver mucho más claramente la influencia de estos planetas en el ámbito individual hay que estudiar su posición en las casas más que en los signos zodiacales, aunque al transitar por éstos marcan determinados periodos de la historia que tienen una características comunes.

  Solo en aquellas personas que tengan alguno de estos planetas ascendiendo o culminando, o formando una conjunción o en estrecho aspecto con el Sol, la Luna o el planeta regente de la carta, se podrán manifestar los efectos de estos tránsitos de modo individual y concreto y en algunas ocasiones en muy alto grado.

   Neptuno en su propio signo, ejerce su influencia más poderosa, aunque como siempre ocurre en estos casos, por un lado exterioriza sus mejores virtudes, pero por otro puede mostrar sus más notables defectos o limitaciones. Su último tránsito por este signo se produjo entre 1848 y 1862, un período de importantes acontecimientos en el ámbito espiritual, tanto en el mundo católico -aparición de la Virgen de Lourdes- como en el ocultismo -nace el espiritismo de Alan Kardec). Las generaciones nacidas bajo este tránsito tienen posibilidades de alcanzar un gran desarrollo de sus facultades espirituales, tanto en el sentido propiamente religioso como en elo relacionado con las facultades paranormales, intuición y capacidad de actuar como médiums. Se trata de un momento que favorece el nacimiento de grandes místicos y conductores espirituales como Rudolf Steigner o Alan Leo.

Alan Kardec

       Incluso los líderes políticos nacidos con esta posición pueden dar una considerable importancia a los asuntos religiosos y espirituales, o combinar el realismo para los asuntos mundanos con una cierta mentalidad mágica, como Felipe II. Fomenta, por otra parte, un gran desarrollo de la inspiración artística, especialmente en el ámbito de la música -Johann Sebastian Bach, Giacomo Puccini-. Estas personas están dotadas de una elevada sensibilidad y romanticismo, en general acompañado de una gran bondad, altruismo y filantropía.Sin embargo, les es más difícil ver las cosas desde un punto de vista objetivo o realista y tienen cierta tendencia a construir castillos en el aire o a caminar entre las nubes. Igualmente corren un gran peligro de caer bajo la dependencia de las drogas o el alcohol, que les ayudan a escapar de la realidad.

Comentarios

Entradas populares de este blog

La Muerte en la Carta Natal

El Parte del Infortunio.

Quirón en las Casas.