Visión budista de Venus en la segunda casa.

    Venus en la segunda casa estimula el placer hacia el mundo físico. La alegría de un mundo hermoso y la satisfacción de obtener éxito material puede convertirse en un punto central para la persona cuyo Venus natal se ubique allí. Este planeta fomenta el aprecio por la belleza y el placer del mundo físico.

    El anhelo excesivo, el apego y la complacencia son los principales efectos negativos de Venus. Para contrarrestarlos se recomiendan las meditaciones enfocadas a la transitoriedad personal o la naturaleza del Samsara, con el fin de equilibrar la actitud y evitar el sufrimiento que produce el deseo. La mente llena de deseo es una mente intranquila que frena la posibilidad de experimentar placer verdadero.

Samsara es un término en sánscrito que se traduce como "existencia cíclica". Simboliza la rueda de la muerte y la reencarnación en la que todos los seres sensibles giran una y otra vez. Las causas de la existencia cíclica son la ignorancia y el desencanto.

    Una actitud espiritual equilibrada permite experimentar la belleza, el afecto y la alegría de compartir las posesiones materiales. Los budistas asumimos que la experiencia del mundo es resultado de la interdependencia. Esta posición de Venus no es conveniente para las prácticas de ascetismo estricto, pues aunque al persona renuncia a las búsquedas materiales es posible que experimente la ausencia de satisfacción. Venus en la casa segunda es propicia para la realización de prácticas espirituales que expresen generosidad y placer en la relación con los demás, por ser expresiones naturales de Venus.



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